Patrona del Uruguay
Oración a la Virgen de los Treinta y Tres
"Santísima Virgen María, ante cuya imageninclinaron su bandera y doblaronreverentes su rodillalos fundadores de nuestra PatriaProtege siempre a este pueblonacido a tu sombra bienhechora.Haz ¡Oh Madre!que en nuestros hogares florezcan la religión y todas las virtudes cristianas.Haz que veamos el reinado de Cristo, que es el de la verdad y la justicia.Alcánzanos estas gracias y la de la eterna salvación, de tu hijo Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santovive y reina por los siglosde los siglos.Amén"
"Santísima Virgen María, ante cuya imageninclinaron su bandera y doblaronreverentes su rodillalos fundadores de nuestra PatriaProtege siempre a este pueblonacido a tu sombra bienhechora.Haz ¡Oh Madre!que en nuestros hogares florezcan la religión y todas las virtudes cristianas.Haz que veamos el reinado de Cristo, que es el de la verdad y la justicia.Alcánzanos estas gracias y la de la eterna salvación, de tu hijo Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santovive y reina por los siglosde los siglos.Amén"
LA VIRGEN DE LOS TREINTA Y TRES Historia de la Virgen
Su figura, nombre e historia, forman parte del imaginario del pueblo uruguayo, su Santuario integra nuestro Patrimonio Nacional. Es la Patrona de nuestro país y un símbolo qué, en su permanencia, solidifica los orígenes culturales, raciales e históricos del Uruguay.
Su talla data del siglo XVIII por los guaraníes y fue confiada a Antonio Díaz, indio de Santo Domingo de Soriano, de quién recibió su primera capilla en el Pintado.
Fundadora de la Villa de San Fernando de la Florida en 1825, vio a pie a los Treinta y Tres Orientales con la bandera tricolor, al gobierno provisorio y a la asamblea que declara nuestra independencia.
Fue honrada a lo largo del tiempo con distintas coronas, una obsequiada por Manuel Oribe y otra con alhajas de las mujeres orientales.
Declarada Patrona de la República Oriental del Uruguay por el Papa Juan XXIII, fue coronada solemnemente en la Piedra Alta en 1961. El Papa Juan Pablo II la honró en Tres Cruces y peregrinó hasta ella en Florida.
Su Santuario – Catedral, que se levanta ante la Plaza de la Asamblea, está enriquecido con delicadas pinturas que representan el nacimiento de Jesús, Pentecostés y la Asunción y Coronación de María. Se destacan sus puertas de bronce, obra de Belloni.
El origen de esta advocación de la Virgen de los Treinta y Tres está ligado a la gesta libertadora de los próceres Uruguayos. La devoción no tuvo en su origen ningún acontecimiento extraordinario, ninguna señal que va más allá del orden natural de las cosas. Está sí originada en un consenso popular, en un sentido de fe. En efecto, en el primer cuarto del siglo pasado, se había extendido por todo el territorio de la Banda Oriental un ansia de libertad, recogido por José Artigas quien, al encararlo en su ideario, en su acción de caudillo rural y en la primera organización política que dio a estas provincias, se convirtió en el "Protector de los Pueblos Libres". Se pueden señalar tres aspectos de la gesta artiguista, que recogen esta ansia de libertad existente y le da base doctrinaria y organizativa.
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